martes, 4 de octubre de 2011

Oficio de Ensamblador


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Les tengo un juego; construyamos un robot.
Este robot será extremadamente sencillo, porque lo usaremos para hacer algo estúpidamente simple.
El robot tendrá grabadas en su disco duro una serie limitada de reglas y una seguidilla de símbolos, que serán el lenguaje que él puede leer. Asimismo, poseerá reglas de escritura, en este mismo lenguaje.
El robot sabrá interpretar los siguientes símbolos (lenguaje):
( ) 1 0 + * ¬
Y las reglas para leerlos serán las siguientes:

1+1=1
1+0=1
0+1=1
0+0=0

1*1=1
1*0=0
0*1=0
0*0=0

¬1=0
¬0=1
(se ve con facilidad que el símbolo “=” no hay que enseñárselo al robot; él no debe leer el =, sino que nosotros lo escribimos donde él entiende que debe hacer una escritura de respuesta).
Pero falta todavía introducir los paréntesis. Y es que nuestro robot no será tan básico, sino que podrá hacer todavía un poco más. Estas reglas son más complejas, pero como no estamos por la labor de calentarnos la cabeza, nos ahorraremos la formalización (una larga cadena de condicionales), y diremos que el robot podrá distinguir fórmulas bien formadas (a las que representaremos como una P, cosa que el robot no necesita leer) gracias a estas reglas (“de ortografía”, por decirlo así):
1=P
0=P
¬P=P
(P+P)=P
(P*P)=P
Ya, esto se ve más complicado pero realmente es muy sencillo. Aquí dice que el robot puede leer cosas como esta:
(1+(0*¬0))
porque, de acuerdo a nuestras “reglas de ortografía”, esa fórmula es P. Pero esta:
(+1(
no es P, por lo tanto el robot se autodestruirá cuando lea algo tan mal escrito.
¿Para qué sirve el robot? No puede matar Jedis ni viajar en el tiempo para detener la exterminación de la humanidad, pero nos puede dar algunas horas de entretención. Si yo al robot, por ejemplo, le digo (puede ser con un teclado, o con una cinta magnética o cualquier método que queramos) esto:
(1+0)
Él me dirá:
1
¿Se entiende cómo funciona el robot? Sólo aplicó la regla para “1+0” una vez que leyó una fórmula bien formada P. Espero que con este ejemplo haya quedado claro.
Hagamos ahora un par de consideraciones en torno a él.
El robot no piensa. Él “recoge” símbolos y en función de ellos “devuelve” otros símbolos. Está condenado a hacer esto porque no tiene voluntad, ni iniciativa ni creatividad. Si le damos una fórmula mal escrita, se autodestruye y fin. Y si la fórmula está bien escrita, él calcula y devuelve la respuesta.
Cambiemos ahora un poco el lenguaje, para hacerlo menos “agresivo”.
El ( lo cambiaremos por “una letra mayúscula”.
El ) lo cambiaremos por “.” .
El ¬ lo cambiaremos por “no”.
El + lo cambiaremos por “o”.
El * lo cambiaremos por “y”.
El 1 lo cambiaremos por “verdadero” y el 0 lo cambiaremos por “falso”.
Así, cuando yo le diga:
Verdadero o falso.
Él me dirá:
verdadero
NOTAR QUE esta es exactamente la misma fórmula que le entregamos en el ejemplo anterior.
(Se va a ver un poco extraño esto:
Verdadero y Falso o verdadero..
Que es la nueva forma de:
(1*(0+1))
Y puede arreglarse introduciéndole más reglas, pero no quiero que esto quede más complicado así que obviaremos eso.)
Ahora, queremos que nuestro robot sea todavía más “amigable”, y para eso le daremos una memoria que retendrá palabras y oraciones (donde, obviamente, no deben haber ni mayúsculas, ni puntos, ni letras “y” u “o” sueltas, para que no se confunda). Cuando aparezcan estas palabras y oraciones él les dará el valor verdadero (1), y todo lo que no esté en la memoria será por defecto falso (0).
Esta será la memoria del robot para el nuevo ejemplo:
“napoleón nació en córsega” = verdadero
“napoleón fue tomado prisionero por los ingleses en waterloo” = verdadero
Luego, el robot cuando lea esto:
Napoleón nació en córsega y no napoleón fue tomado prisionero por los ingleses en waterloo.
Responderá:
falso
(notar que hay un “no” indicado al principio de la segunda oración).
Y alguien a quien le mostramos nuestro robot podría decir: ¡vaya! ¡El robot sabe historia!
Pero lo cierto es que EL ROBOT NO SABE HISTORIA. El robot en ningún momento ha dejado de calcular 1s y 0s siguiendo sus maquinales reglas y su limitado lenguaje binario.
Todavía podríamos complejizar más el lenguaje del robot, e imaginemos que lo hacemos, de tal manera que entiende cosas como “Si pasa esto, entonces ocurre esto otro” pero siempre son cálculos binarios (aunque podría hacer la formalización me abstendré de hacerla, porque lamentablemente ella sería extenuantemente larga) y que también entienda cosas como los pronombres y las elisiones, y que entonces la misma oración anterior ahora pudiera ser:
Napoleón nació en córsega y él no fue tomado prisionero por los ingleses en waterloo.
Y que a pesar de ese “él” el robot supiera que debe remitirse a “napoleón” en la oración anterior, leer la oración que conoce y darle su valor de verdad, y todavía responderá entonces correctamente:
falso
Si el robot está así de “decorado” (porque no hemos modificado en nada sus reglas de funcionamiento, sólo hemos hecho más amigable la apariencia de las frases que recibe) podríamos entonces exhibirlo en una feria como “el robot que sabe historia" y la gente jugaría a decirle cosas, y el robot contestaría “verdadero” o “falso” en función de su memoria.
Incluso podríamos enseñarle al robot que no se autodestruya cuando la fórmula esté malformada y en cambio arroje la respuesta “no entiendo lo que preguntas”, o que cuando no tenga una frase en su memoria, responda “no sé” en lugar de responder “falso” como hacía en un principio, y sería más asombroso, ¡porque le habríamos -aparentemente- enseñado humildad!
Pero el robot sigue siendo el mismo autómata estúpidamente simple que construimos al principio. No puede matar Jedis ni viajar en el tiempo, ni tiene voluntad, libre albedrío o creatividad; por algo es un robot.
¡Bueno, bueno! (Aquí es donde el estimado lector empieza a desesperar) ¿A qué quiero llegar con todo esto?
A lo que quiero llegar es que este autómata (y espero que se vea con claridad) es capaz de contestar preguntas del tipo Verdadero-Falso, y también preguntas de selección múltiple. La selección múltiple es, esencialmente, una pregunta de Verdadero-Falso donde cada opción es una fórmula distinta, y se cumple que la valuación 1 (verdadero) de cualquiera de ellas fuerza a la valuación 0 (falsa) de todas las demás.
Dicho de otro modo; este robot es capaz de contestar pruebas, si su memoria contiene la información requerida para calcular todas las fórmulas. Este robot es capaz de sacar 7 en el colegio. Este robot es capaz de sacar puntaje nacional en la PSU. Y sin embargo, ESTE ROBOT NO PIENSA.

Mucho se ha hablado de mejorar el sistema educacional en Chile en este último tiempo, se ha hablado de cambiar la Constitución, y aunque se ha dado en el clavo de que “se necesita una educación de calidad”, la discusión de rigor en torno a qué significa “calidad” en la educación apenas se ha pleanteado.
Hoy por hoy la educación en Chile casi en su totalidad (tanto pública como privada y exceptuando casos puntuales y prácticamete insignificantes de educación experimental) va orientada a la “detección de problemas, discriminación de alternativas de resolución a dichos problemas y criterio de elección de la alternativa más eficiente”. Básicamente lo mismo que le acabamos de enseñar a nuestro robot.
La única diferencia entre la educación pública y la privada (a nivel escolar) es que la privada cobra, selecciona, le paga mejor a los profesores y disfraza esta tecnocratización con palabras tales como “marco valórico-ético”, “formación integral del estudiante”, etc. (Y lo sé de primera fuente porque estudié en colegios privados). Quizás la única ventaja del colegio privado es que tienes mayores probabilidades de toparte con algún profesor que sea un genio y un maestro en lo que enseña (lo que me tocó ver un par de veces) y entonces puedes aprender de él al margen de lo que el colegio le exige que enseñe.
Como decía mi amigo Franklin, hoy por hoy en Chile no se forman profesionales sino más bien “obreros especializados”. El primer síntoma grave de esto es lo desvalorizadas y desprestigiadas que están todas las áreas humanistas en nuestro país.
La solución a esta crisis en la educación va más allá de legislar o desmunicipalizar. Se requiere una reforma en todo el concepto de educación, y eso exige un profesorado diferente, nuevo, no uno que aplique y repita el método educacional del que salió.
Considero una verdadera señal de mediocridad e incompetencia, a la vez que una lamentable muestra de cobardía el que el Colegio de Profesores entre sus demandas exija la flexibilización de la evaluación docente. Esto refleja que la pretendida reforma educacional tan esperada tiene más miras económicas y de igualdad de oportunidades (dicho de otra forma, políticas) que realmente educacionales.
La enseñanza de matemáticas en la Educación Media actualmente (y esta opinión no es mía sino la de un Doctor en Matemáticas de la Universidad de Chile de quien tuve la suerte de ser alumno en un ramo de Lógica) es más un curso intensivo de Cálculo y Algorítmica (Dos cosas que un autómata cualquiera como el nuestro puede hacer) que Matemática dura, y un Ingeniero es un hombre que usa las matemáticas pero que no necesariamente sabe lo que son. Asimismo, el tipo de geometría que nos enseñan (el que entra en la PSU) no es geometría analítica (y esta opinión es mía) sino mera jeroglifería, en el sentido que la figura que nos piden analizar contiene “simbólicamente” la misma seguidilla de proposiciones verdaderas como las que se deben memorizar en biología, en historia o incluso en lenguaje. Es patético que todavía existan profesores de LENGUAJE Y COMUNICACIÓN que usen las preguntas Verdadero-Falso en pruebas de lectura.
Mi robot puede resolver una y otra vez ejercicio tras ejercicio de fracciones o de ecuaciones lineales; incluso puede resolver problemas (donde cada palabra equivale a un tipo de expresión matemática, por ejemplo, “divide su predio en tres partes iguales” es una división de un valor “área” por tres, y además hay un montón de palabras que valen por “+0”, y que serían todas las que nos cuentan la vida del horticultor) y usar pitágoras para llegar al valor de un cateto. De hecho, lo hace; la PSU no es corregida por humanos, sino por un Escáner conectado a un Computador que conoce (¡o quizás no!) las respuestas correctas.
Sin embargo, el robot es incapaz de resolver cualquier enunciado que comience con: “Refiérase a”, “Comente”, “Critique”, porque no está pidiendo en respuesta un output de valor verdadero o falso. Sin embargo, y por lo mismo que señalé ya en mayor amplitud en mi ensayo “Excusando las reacciones”, el sistema hegemónico debe velar por que la educación NO FORME seres humanos concientes, críticos y humanistas. Lisa y llanamente, NO DEBE fomentarse la inteligencia en el colegio.
Este criterio es tan universal y tan difundido, que a nivel muy básico el prejuicio tiende a valorar de “ociosa” y “hippie” a toda disciplina humanista, en cambio se considera “rentable” o “eficiente” la disciplina ingenieril (no “matemática”) y “útil” la disciplina médica. El ingeniero es bien remunerado en Chile por cuanto más rinda en su trabajo, por cuanto más haga subir las utilidades de la empresa o aumente la eficiencia de tal o cual infraestructura, y el médico en función de cuantas vidas salve o cuantas recetas extienda (receta=monto mensual fijo para el laboratorio farmacéutico). Estadísticas, datos, cómputos. Cifras. Unos y ceros. Incluso los abogados, esa digievolución del diferenciado humanista en la Educación Superior (como lo es la Ingeniería al diferenciado matemático o la Medicina al diferenciado Científico), en la mayoría de los casos son un gran robot que aplica las ingentes cantidades de información presentes en los códigos y en las leyes para encontrar, caso por caso, enunciados con valor “1”, es decir, “legal”, o “inocente”, o como se quiera.
El robot no sabe qué hacer después de leer un poema; no se le ha programado un criterio para decir “me gustó” o “no me gustó”. Tampoco puede distinguir la diferencia entre dos piezas musicales, más que notar cambios de ritmo o diferencias en la armonía. A un reproductor MIDI le podemos entregar toda una partitura, y él sabrá de seguro reproducirla, pero pasará por alto aquellas indicaciones tales como “con sentimiento” o “más alegre y vivaz”. Eso pone la diferencia entre un computador y Perlman.
Las pruebas de matemáticas deberían ir enfocadas a desarrollar el pensamiento abstracto más allá de la resolución de problemas algorítmicos; las pruebas de lenguaje y comunicación deberían centrarse más en la valoración personal de obras literarias antes que en la memorización de “los rasgos fundamentales del artículo de opinión”; biología debería ir de la mano de experiencias directas con cuerpos vivos y muertos, química con la observación directa de reacciones químicas antes que mecánicos balanceos en papel y cálculos reiterativos de “peso/peso” y “peso/volúmen”, y lo mismo para la física; Historia y Ciencias Sociales, al igual que Educación Física (digo una educación física de verdad, no el clásico “den dos vueltas a la cancha y jueguen fútbol”) y Filosofía deberían, en cambio, ser ramos totalmente troncales, inalienables a lo largo de toda la Educación, no sólo en la básica y la Media sino también en la educación Superior. Debería ser delito de cárcel o por lo menos mérito de despido el que un profesor le conteste a un alumno “no se puede” o “no es necesario que lo sepa” cuando éste hace una pregunta que escapa al programa y -quizás- a la formación del profesor mismo, como sería preguntar “¿Qué es un número?” en Matemáticas, “¿Por qué un autor es más importante que otro?” en Lenguaje, “¿Cómo sabemos que la tierra gira en torno al sol y no al contrario?” en Geografía, etc. Uno esperaría (como algunos pocos profesores hacen) que antes de “sacarse de encima” la pregunta difícil el profesor contestara: “Intentemos averiguarlo juntos”.
Otra asignatura que está totalmente mal enfocada hoy en día es Computación. No tiene sentido que un profesor enseñe a sus alumnos a “usar Word” o a “hacer páginas web” porque no pasará del mismo repetitivo memorizar/aplicar fórmulas y reglas de inferencia, como hace el robot. Computación debería ser un ramo mucho más importante en el Colegio, deberían ser más horas de clase y debería comenzar muy entrada la Educación Media, porque se trata de comprender, estudiar y controlar la herramienta más poderosa y maravillosa jamás creada por el Hombre. Muchos usuarios de computadores hoy en día lo usan -¡bajo su propio riesgo!- apenas en conciencia de lo que esta extraordinaria herramienta representa. De partida, una correcta educación Computacional e Informática debería llevar al alumno a descubrir dos nociones increíblemente importantes: Primero, que el computador sólo es capaz de realizar tareas lógicas, en el sentido del robot que construímos hace un rato. Y Segundo, que el Computador no deja de ser una HERRAMIENTA del SER HUMANO.
La educación en Chile cosifica al hombre. Los estudiantes que salen “bien” memorizan mucho y aprenden poco. Si uno en el colegio tiene la sensación de que no ha aprendido nada, cuando sale la sigue teniendo, a pesar de ser capaz de realizar más cantidad de trabajo que en un principio. Como bien dijo un estudiante movilizado en una entrevista pasajera que le hicieron para un medio argentino (recuerdo la frase pero no la fuente), en Chile “te dicen que estudies lo que quieras y que trabajes hasta que te mueras”. Pero la cosificación no se soluciona con un cambio a nivel constitucional, ni administrativo. ¡Incluso puede ser! Que no sea posible solucionarlo cambiando la educación. La crisis aquí es ontológica, tiene que ver con un espíritu de época; ¿Qué valor tiene el ser humano? ¿Qué es un ser humano en las actualidad? Si los robots se plantearan estas preguntas, seguramente no sabrían interpretar las leyes de Asimov.

Siempre he apelado a la libertad de conciencia (la super-libertad), al estar-despierto, al razonamiento crítico más allá de trabas y fronteras psicológicas. Y vivimos inmersos en un sistema donde sobrevivir va de la mano con acatar, donde el éxito es un sinónimo implícito de obediencia, donde el hambre y la pobreza son los peores capataces al servicio de una esfera hegemónica e históricamente entronizada en la sombra, que lucra con nosotros y nos conduce al exterminio. Simulacros de Árbol, líderes y emprendedores, que no tienen un sólo pensamiento original, leen el diario, ven televisión, y bailan el reggaetón de la demagogia. El despertar del hombre debe ir guiado por el cerebro pero impulsado por el hígado. Porque el robot tiene el primero pero no el segundo, por eso nunca será competencia para nosotros en lo que realmente debe ser importante.
El robot no puede decidir. Nosotros sí.

Inti Målai Perdurabo

NOTA: la primera parte (la construcción del robot) es esencialmente la descripción de una Máquina de Turing. No soy experto en la materia, pero al que le interese puede leer la respectiva entrada en Wikipedia, que es siempre un buen comienzo.
NOTA 2: Aunque pueda parecer lo contrario, mi crítica referente a la labor de Ingenieros, Médicos y Abogados no es un ataque contra las disciplinas mismas sino contra la visión que de ellas tiene el sistema social-laboral Chileno.