Descartes llegó al final de su razonamiento y dijo: "Yo soy, yo existo"; así supo, clara y distintamente, que la era de los engaños había terminado.
Su genio maligno, el Descartes que escribía el libro, había logrado engañarlo engañándose a sí mismo.
Inti Målai Perdurabo
No hay comentarios:
Publicar un comentario