INTRODUCCIÓN
De acuerdo con estadísticas de la Wikipedia (1), casi medio millón de personas alrededor del globo aseguran que su religión es el Jediísmo. Y no, damas y caballeros, no es un alcance de nombres; es, ni más ni menos, una religión inspirada en la órden de los Caballeros Jedi de la Galaxia de Lucas. Y además de todos esos “Jedis” oficiales, hay muchos que defienden (...mos) el legado espiritual de los Caballeros del Lado Luminoso de la Fuerza como una rica fuente de inspiración y moral. ¿Qué se supone que entendamos por esto? ¿Pailones inmaduros jugando a las navecitas espaciales o... algo más?
Como un intento por defender ese “algo más”, este ensayo irá dirigido a analizar la doctrina y sabiduría Jedi, a fin de ver si efectivamente más allá de las capas y los sables de luz hay algo que pueda considerarse “trascendente”.
DE LOS JEDIS
Antes de entrar a hablar sobre los Jedis, dos mitos urbanos deben ser eliminados; primero, que la doctrina Jedi no es más que una faceta “místicaloide” para justificar la ropa, y segundo, que es una suerte de plagio al budismo u otras religiones orientales.
La primera postura la defienden los detractores de Lucas que aseguran que la Guerra de las Galaxias son sólo montajes de efectos especiales y peleas pintorezcas; la otra la sostienen quienes no ven en Lucas más que un vil plagiador de otras obras literarias y religiosas. Pero nada de eso es cierto.
Desechemos ambos rumores de forma inmediata: a los que defienden el primero, los invito a ver “El Imperio Contraataca”, sobre todo ese pasaje inmortal en que Luke llega y se encuentra con un pequeño Muppet verde (2) que le dice: “a alguien encontrado has, hum, hum”. A los que defienden el segundo, considérese que uno de los elementos más importantes en las religiones de oriente -la reencarnación- no está presente en la doctrina del Jedi. Eso para empezar, pero si esa respuesta parece poca cosa, gústese leer todo este ensayo.
Es un error frecuente, no sólo en la Guerra de las Galaxias sino en todas las religiones y prácticas religiosas en general, confundir el dogma con el ritual. Un Jedi NO ES sólo una persona (u otra raza alienígena) que mueve objetos sin tocarlos, como tampoco un cristiano es sólo un sujeto que reza; es cierto, los Jedis mueven objetos con la mente y los cristianos rezan, pero la telequinesis y la práctica del rezo no es lo que los hace unos u otros. Igual como en el cristiano hay “algo” que justifica el rezo, en el Jedi hay “algo” que justifica los poderes mentales, y el “algo” es realmente lo importante y lo que merece estudio.
Creo importante remarcar antes que todo el hecho de que, en la Guerra de las Galaxias al menos, el Jediísmo es una doctrina auténtica; esto es muy importante y en ningún momento hay que perderlo de vista. En la Guerra de las Galaxias lo que enseñan y profesan los Jedis es cierto. La Fuerza existe, y el Lado Luminoso es más fuerte que el Lado Oscuro. No lo saben los personajes de la misma historia (“He recorrido de un extremo a otro esta galaxia, he visto cosas extrañas, pero nunca he visto nada que me haga pensar que hay una fuerza única que lo controle todo; ningún campo de energía controla mi destino” (Han Solo, SW:IV)), pero nosotros como espectadores lo notamos. Casi se podría decir que toda la saga es una ilustración de este punto. Si la fuerza no hubiera existido, si lo que los Jedis enseñaban no hubiera sido cierto... la Guerra de las Galaxias no tendría sentido. Anakin Skywalker hubiera sido sólo un niño con buenos reflejos, ninguna profecía tendría que haberse cumplido, Qui-Gon Jinn hubiera muerto en vano y Darth Vader hubiera traicionado a sus amigos y asesinado medio mundo por las puras. Si no hubiera existido la Fuerza Luke habría enfrentado a Vader por capricho, y tanto Yoda como Obi-Wan no hubieran sido más que psíquicos con mucha buena suerte. Pero cuando vemos la saga de inmediato nos damos cuenta que la Fuerza existe, que el balance debe volver al universo, que la inmaculada concepción de la madre de Anakin no fue una “visita” de Watto, que Vader sí veía el futuro y que Luke debía enfrentar a su padre para convertirse en Jedi. (Y la Estrella de la Muerte no fue destruída por un campesino recién reclutado con una afortunada aversión a los aparatos electrónicos).
Sin embargo, allá no es acá, y lo que ocurrió en aquella galaxia muy, muy lejana no necesariamente es igual en esta tan, tan cercana. Y sin embargo, hay algo en esa doctrina que es poderosamente atrayente, muy por encima de lo que esos personajes pueden hacer con ella.
Entonces, finalmente, ¿Qué es aquella doctrina y qué la hace tan interesante?
“La Fuerza es lo que da al Jedi su poder; es un campo de energía místico creado por las cosas vivientes, nos rodea, nos penetra, y mantiene unida la Galaxia” (Obi-Wan, SW:IV).
Analicemos con cuidado lo que tenemos aquí. La Fuerza es un campo de energía, no un “dios”, ni un “ser superior”. Este campo de energía no sólo es lo que da sus poderes a los Jedis, es además el elemento cohesionador de la Galaxia. (La gravedad, diría un físico, tratando de buscarle un correlato local).
Pero ante la afirmación de que la Fuerza es “creada por las cosas vivientes”, tenemos en oposición a Yoda diciendo que “de la vida es la creadora” (SW:V). Bueno, ¿el huevo o la gallina? Aquí la respuesta hay que ir a buscarla un poco más atrás. En un polémico pasaje de SW:I Qui-Gon le dice a su nuevo extraoficial padawan que unas microscópicas formas de vida, los “midiclorianos”, presentes en todas las células de los seres vivos, son las responsables de que los Jedis conozcan la Fuerza, pero no sólo eso, también son quienes aseguran la existencia misma de la vida.
El midicloriano es, por lo tanto, un “átomo de vida” presente en las formas biológicas. Si entendemos a la Fuerza como el campo de energía “magnético” que generan estos seres entre sí, ambas explicaciones, la de Obi-Wan como la de Yoda, tienen sentido. Es un campo de energía creado por las cosas vivientes, pero a la vez él es lo que posibilita esa vida, en una inseparable correspondencia.
Pero inmediatamente después de salvar esa dificultad se nos aparece otra. A ratos la Fuerza se nos muestra como un ente impersonal, como un fenómeno casi físico, pero en otros pasajes parece tener una cierta “voluntad”; el mismo maestro Qui-Gon Jinn en el episodio citado anteriormente le dice a Anakin a renglón seguido que los midiclorianos nos comunican la voluntad de la Fuerza. Aquí se abre nuevamente el debate; ¿“Dios”, o “Energía”?
“Un Jedi puede sentir la Fuerza fluyendo a través de él” “¿Entonces controla sus acciones?” “En parte, pero también obedece sus órdenes” (Luke y Obi-Wan, SW:IV). También debemos considerar que si hay una “profecía” que se cumple (cf. THE DOUBLE SUNSET – Segunda Parte) es porque hay un cierto designio superior que así lo quiere, o al menos una inteligencia providente que supo augurarlo.
Finalmente tendremos que asumir que la Fuerza es una especie de “Dios”, en el sentido que tiene personalidad y voluntad, pero no es omnisciente ni omnipotente como lo que implica el concepto de divinidad al que estamos acostumbrados en occidente (por culpa de... ya saben quién). Más se parece al “Gran Astral” de los ocultistas, o a la “Wird” escandinava, una telaraña mágica que puede ser utilizada por quienes saben ascender hasta su poder, pero que controla a quienes no saben de ella y no se le resisten. Esto debe ser forzosamente así ya que, como sabemos, los Jedis reciben sus poderes de la Fuerza, y estos poderes no son menores a los que ella misma, personalizada, pareciera tener (controlar y leer las mentes, iniciar y detener el movimiento, ver escenas del pasado y del futuro y a gran distancia).
Como todo campo de energía, la Fuerza puede polarizarse; estos do polos opuestos son el Lado Oscuro y el Lado Luminoso. Aquí hay otra poderosa diferencia respecto del tipo de misticismo al que estamos acostumbrados; el Lado Oscuro y el Lado Luminoso son dos caras, dos extremos de una misma cosa, no dos fuerzas diferentes en conflicto. (Esto está también presente en muchas religiones humanas, no lo ignoro). Hay que notar también que los poderes de los Jedis y los Sith son en apariencia similares (los Sith pueden disparar relámpagos por las manos, pero aunque nunca lo vemos, nada niega que los Jedis no puedan hacerlo también). Incluso en SW:IV Darth Vader es llamado “Jedi” por el almirante Tarkin, como si antes de escribir la precuela Lucas hubiera pensado en Lado Oscuro y Lado Luminoso como dos aspectos diferentes también de los mismos Jedis.
¿Qué diferencia existe entre los Lados de la Fuerza entonces? Numerosos pasajes a lo largo del canon nos llevan a afirmar que la diferencia es estrictamente moral. “El Sith utiliza la Fuerza para cumplir sus propios fines” (Anakin, SW:III), “el miedo es el camino al lado oscuro” (Yoda, SW:I); “el miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento” (Ibid.) “los Jedis utilizan la Fuerza para defenderse, nunca para atacar” (Yoda, SW:V) “la compasión (…) es central en la vida de un Jedi” (Anakin, SW:II) “¿Cómo reconoceré el lado bueno del malo?” “lo sabrás cuando estés tranquilo” (Luke y Yoda, SW:V). Y así sucesivamente. Notar que en todo momento la diferencia se asocia con emociones y sentimientos; egoísmo, miedo, ira, odio, sufrimiento; humildad, compasión, serenidad. El Lado Luminoso se asocia entonces con el balance de espíritu y de emociones, con el altruismo y ese tipo de sentimientos considerados “buenos”; por el contrario, el Lado Oscuro tiende a los desórdenes, al egoísmo, la agresividad y aquello que se le llama “mal”. “¿El lado Oscuro es más fuerte?” “No, no, no; pero es más fácil, más seductor. Si alguna vez pisas la senda del Lado Oscuro, para siempre dominará tu destino” (Luke y Yoda, SW:V). Esto nos lleva de nuevo a inclinarnos por una Fuerza impersonalizada, donde la calidad e identidad de su poder la pone quien la utiliza (algo parecido a lo que se podría decir de la energía nuclear, en nuestro caso).
Una vez elegido el Lado de la Fuerza, hay que recibir ahora los poderes que ella nos tiene reservados. ¿Qué poderes son éstos? ¿En qué consisten? Pasamos por fin del dogma de nuestra doctrina a su ritual. A lo que la hace “práctica”.
Primero, mover objetos con la mente. ¿Cómo se justifica este mover objetos desde la teoría? El mismo Yoda nos da la respuesta: “Debes sentir la Fuerza fluyendo a tu alrededor, aquí, allá, en todas partes, entre tú y yo, entre la roca y el árbol... incluso entre la tierra y la nave” (SW:V). La Fuerza, campo de energía místico polarizado, tiene por lo mismo poder sobre todo lo que ella contiene, y de la misma forma como todo movimiento ocurre dentro de ella, ella también puede provocarlo. Sólo hay que saber “usarla”, y darle a obedecer nuestras órdenes. Los que tengan la formación suficiente en materia de ocultismo notarán que esto no es para nada nuevo.
Luego, controlar las mentes. Obi-Wan era especialmente bueno en esto. “Te irás a casa y cambiarás tu vida” (SW:II) “Usted no necesita sus documentos” (SW:IV). Ante esta habilidad suya, el maestro Jedi explica: “La Fuerza influye considerablemente sobre las mentes débiles” (SW:IV). ¿Cómo tenemos que entender esta “influencia”? En ningún momento queda literalmente claro en el canon, sin embargo, yo me inclino por una solución psicológica. En el trabajo del mesmerismo (hipnosis) el psíquico es capaz de imponerse, mediante toques o con la voz, a la voluntad de su paciente y “tomar control” (algo parecido a lo que uno hace en el MSN Messenger con la Asistencia Remota) de éste. Este efecto no es algo “extraño” o “sobrenatural”, tiene explicaciones bastante simples. La mente, cuando llega al sueño, “apaga” su conciencia y se entrega a las funciones biológicas programadas del cerebelo, pero también deja abierto su subconciente (por eso, por ejemplo, soñamos), que durante el día es controlado por el conciente. El mesmerista, de la misma forma, hace caer a la persona en un letargo similar al sueño, y cuando él apaga su conciencia, el psíquico es capaz de poner la suya (“proyectarse”, por así decirlo) mediante la voz, para dirigir la mente del paciente. Esto explicado de una forma bastante simple.
Cuando una mente es considerablemente más poderosa que otra (“poderosa” en un sentido magnético, no intelectual) la primera es capaz de influir sobre la segunda en una forma muy similar al mesmerismo, de forma hablada o por toques. Lo comparo al poder de los Jedis porque hay de hecho órdenes místicas y religiosos terrícolas que desarrollan este tipo de habilidad. (El mesmerismo, en su primera versión, era un trabajo ocultista. Sólo después de un tiempo empezó a tratarse con fines psiquiátricos (y cambió de nombre a “hipnotismo”)).
Tercero, tenemos el poder de ver imágenes del futuro, del pasado, o de cosas que están pasando lejos de nosotros. Esto es lo más sencillo de explicar. Si entendemos la Fuerza como una telaraña cósmica, debemos suponer que cuando alguna hebra vibra, ella hace vibrar a todas las demás (por el efecto maravilloso que el entramado que hace la araña es capaz de conseguir). Por lo tanto, cuando el Jedi consigue “escuchar” a la Fuerza, es capaz de sentir vibraciones lejos de él, y entender qué las ha provocado (como el abatimiento de Yoda al iniciarse la purga Jedi, o el de Obi-Wan tras la destrucción de Alderaan). De la misma forma, si en la Fuerza ocurren todos los movimientos de la Galaxia, el Jedi, al sentir hacia dónde los movimientos de ciertos seres van encaminados, por manejar todos los factores materiales, puede intuír el futuro cercano. Entonces no es necesario fabricar un concepto de Destino, sólo ampliar el manejo de información de la mente y entender que mientras más factores en juego son manejados, mejor control se tiene de las probabilidades de lo que va a ocurrir. Por ejemplo; en SW:V Luke, en medio de su entrenamiento, ve a sus amigos en una ciudad en las nubes, y los ve sufrir. Yoda entonces le comunica que estaba viendo el futuro. ¿Acaso leyó en el libro del destino lo que pasaría con sus amigos? De ser así, ¿Por qué no vió que si él iba, destruiría “todo por lo que han peleado y sufrido”, como le advierte Yoda? Nada de eso; en el momento que Luke tiene la visión, el Halcón Milenario ya iba camino de la Ciudad en las Nubes, y Jango Fett ya había notificado al Imperio, y si seguimos lo que Calrissian le dice luego a Han, quizás Vader y sus tropas a esas alturas ya habían llegado y la trampa ya estaba tendida, y el aparato para torturar al capitán Solo y atraer a Luke (“ni siquiera me hicieron preguntas...” (Han,SW:V)) podía incluso ya estar preparado. Obviamente nadie podía prever todas estas cosas, pero sí alguien que de lejos lograra “intuirlo” por las vibraciones en la telaraña cósmica. Que sus amigos llegarían a la Ciudad y que sufrirían era el futuro con las más altas probabilidades de ocurrir, y eso fue lo que Luke vió.
Pasemos ahora a analizar otros conceptos para que nada se nos quede en el tintero. Los Jedis, como religión, tienen una apreciación espacial sagrada, a diferencia de la apreciación profana que todo el resto de la Galaxia hace. Esta distinción es muy similar a la que hace Mircea Eliade en su texto “Lo Sagrado y lo Profano”. “Ese lugar está lleno del Lado Oscuro de la Fuerza” (Yoda, SW:V).
Los Jedis también dan una importancia capital a sus corazonadas, a su intuición. Todo lo perciben, todo lo presienten, y, volviendo a lo que dijimos al principio, nunca se equivocan. Otra vez el número de pasajes que avalan esta afirmación son numerosos. “Sentí algo... casi puedo ver el simulador frente a mis ojos” “Eso está muy bien, es la puerta a un mundo sin límites” (Luke y Obi-Wan, SW:IV); “Mucho miedo siento en tí” (Yoda, SW:I) “Siento...” “¡También lo siento!” (Anakin y Obi-Wan, SW:II) “Siento algo... una presencia que no había sentido desde...” (Darth Vader, SW:IV). “Con el tiempo aprenderás a seguir tus propias corazonadas” (Palpatine, SW:II). Etc.
Creen en la inmortalidad del alma y entienden la muerte como un proceso natural de la vida (“regocijarte por los que a la Fuerza se únen debes” (Yoda, SW:III); cf. también el final del mismo episodio y el de SW:VI). Contrario en este aspecto al Sith, que teme a la muerte y busca la inmortalidad (algunas interpretaciones del nombre Sith “Darth” apuntan a que significa “inmortal” (3)).
También es interesante constatar la diferencia de apreciación que se tiene de los Jedis antes y después de la República. Antes de la purga eran vistos como “los guardianes de la paz”, seres sabios y respetables, temidos y admirados. (Nute Gunray, virrey de la Federación de Comercio, en SW:I se mea de miedo cuando nota que los embajadores que le envían para negociar son dos Jedis). Sin embargo, al llegar a los “tiempos oscuros”, aparte de que están extintos, son vistos como unos meros excéntricos y anticuados místicos de una religión olvidada. “No trate de intimidarnos con sus cuentos de brujas, Lord Vader; su patética devoción a esa antigua religión...” (el Ingeniero que construyó la Estrella de la Muerte, SW:IV); “Las religiones antiguas y las armas primitivas no se comparan con un láser bien afinado” (Han Solo, SW:IV). Es un descrédito parecido al que, en la postmodernidad, sufrimos todos los que conservamos algún tipo de creencia mística, sea o no religiosa.
El arma característica de los Jedis, el sable de luz, también es un detalle importante. La gente que no está familiarizada con el ambiente de la Guerra de las Galaxias se extraña al oir que el sable de luz es un “arma primitiva”; claro, ¿primitiva para quién? No para uno, evidentemente, sino para aquellos personajes en la galaxia muy, muy lejana. El Sable de Luz es “un arma noble, para tiempos más civilizados” (Obi-Wan, SW:IV). La relación es parecida a la que hay entre las armas del samurai, como la katana, junto a las armas de fuego de los occidentales. (El parentezco entre los Jedis y los Samurai es también muy significativo, sin por eso llegar a representar fehacientemente un plagio). También la forma en que se viste el Jedi es típica de él, siendo quizás Luke el único que rompe un poco con la estética, pero por justificadas razones. La capa y el aspecto austero va de la mano con el concepto de vida monástica que debía perseguir el Jedi.
Entonces, dos conclusiones son forzosas al llegar a este nivel de análisis: Primero, la religión de los Jedi no es un plagio a alguna otra religión humana puesto que posee elementos disímiles con todas ellas, y otros incluso bastante originales. Y segundo, tampoco es una idea al azar, sino que constituye en sí misma una fuerte doctrina, sustentada en el mundo ficticio de Lucas pero que sin lugar a dudas tiene una evidente posibilidad de correlato a nuestra propia realidad.
Ahora, que cada uno juzgue como crea conveniente, y que la Fuerza los acompañe.
Inti Målai Perdurabo
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(1) http://es.wikipedia.org/wiki/Jediísmo
(2) En una canción cómica Richard Cheese llama “Muppet” a Yoda.
(3) http://es.starwars.wikia.com/wiki/Darth
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Claves:
Canon
La Guerra de los Clones:
SW:I La Amenaza Fantasma
SW:II El Ataque de los Clones
SW:III La Venganza de los Sith
La Guerra de las Galaxias:
SW:IV Una Nueva Esperanza
SW:V El Imperio Contraataca
SW:VI El Retorno del Jedi
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Claves:
Canon
La Guerra de los Clones:
SW:I La Amenaza Fantasma
SW:II El Ataque de los Clones
SW:III La Venganza de los Sith
La Guerra de las Galaxias:
SW:IV Una Nueva Esperanza
SW:V El Imperio Contraataca
SW:VI El Retorno del Jedi
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Te agrego que en los juegos de star wars los jedis si tienen la capacidad de lanzar rayos y ocupar otras habilidades del "lado oscuro" como estrangular sin tocar.
ResponderEliminarGracias por el dato ! me había quedado con la duda ;)
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